Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. 12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. (Génesis 1,11)



17/4/10

Qué es la Mostaza

La mostaza es una planta herbácea, originaria de la cuenca mediterránea. Sus semillas sirven para preparar un condimento del mismo nombre, de sabor más o menos picante.

Existen tres variedades de mostaza: negra, fuerte y picante; la marrón oscuro, menos picante, y la blanca o amarilla, poco picante, pero con un gusto más acre.

El producto resultante de la trituración de los granos de esa planta también se denomina “mostaza“. Estos granos contiene dos componentes esenciales: el mironato y la mirosina; molidos con agua, liberan una esencia poco volátil y picante, a la que la mostaza debe su sabor específico. La mostaza blanca no contiene mironato; sin embargo entra en la fabricación de las mostazas inglesas, mezcladas con granos negros y blancos, adicionadas con cúrcuma y que se venden en polvo para que los diluya el consumidor.

Historia de la Mostaza

Historia de la mostaza

La mostaza es conocida y utilizada desde muy antiguo, el “grano de mostaza“ ya aparece en la Biblia. La planta, cultivada en Palestina, fue introducida en Egipto, donde sus granos machacados servían de condimento, del mismo modo que se utilizan todavía en oriente.

Los griegos y los romanos empleaban los granos, reducidos a harina o desleídos en salmuera de atún (mirua), para especiar carnes y pescados.

1/4/10

La Arqueobotánica y la Bíblia: El Huerto de Getsemaní

En la Biblia se citan más de 100 plantas que tenían diferentes usos. Quienes vivieron en la época bíblica tuvieron un conocimiento de las plantas y sus propiedades mucho más amplio que la media de las personas de hoy en día. Los restos vegetales en un contexto arqueológico pueden aportarnos más datos sobre la agricultura, costumbres y actividad económica del lugar, pero en determinados casos, como en un contexto bíblico singular, incluso pueden aportar una descripción del terreno y acercarnos más a la historicidad de un pasaje mencionado en la Biblia.

Desde mediados del siglo pasado, se ha hecho imprescindible para la arqueología la ayuda de otras ciencias, encargadas de aportar la información que contienen diversos materiales que no son propiamente artefactos, pero que están en los contextos de las excavaciones. La arqueobotánica (Arqueología de la Plantas) tiene como propósito la recuperación, la identificación , así como la conservación de los restos vegetales encontrados en contexto arqueológico.
El olivo de Palestina fue una de las especies autóctonas más abundantes en tiempos bíblicos, hoy en día, tras siglos de deforestación el olivar palestino es una especie en extinción. El padre Bernardo Lamy, en su obra “Introducción a la sagrada escritura. Cap. III” da testimonio de la abundancia de Olivas que había en Judea y de su constante referencia en el Antiguo Testamento, Salmo 103, versículo 15: “Mas Yo, como oliva fructífera de Dios, esperé en su misericordia “ y Oseas dice: “ Y su gloria será como el olivo”, etc.

El Incienso en la Antiguedad

La primera de las sustancias odoríferas mencionadas es el incienso. Esta palabra (en griego thumiama) proviene del latín incendere (quemar) y designa una sustancia aromática que se obtiene de ciertos árboles resinosos de la familia de las burseráceas cuyas exudaciones, al ser quemadas, despiden buen olor. Para producir un aroma más penetrante y pesado se le agregan otras sustancias, generalmente en número de cuatro, pero pueden llegar hasta trece, entre las que se encuentran sándalo, bálsamo, mirra, áloe, cedro, enebro, benjuí, almizcle, estoraque, ámbar. El incienso se conocía desde antiguo y se usaba para las ofrendas religiosas, ahuyentar a los espíritus malignos, alejar a las enfermedades y, naturalmente, como medio de comunicación de los hombres con sus dioses ya que los perfumes deliciosos agradaban a las divinidades y los predisponían a favorecer lo implorado en las plegarias. Colocado sobre rescoldos de carbón, el incienso se consumía lentamente, dejando escapar su fragancia exótica. Al igual que el olor del sacrificio de animales y la quema de ofrenda de cosechas, su aroma agradaba a las divinidades y quien lo ofrecía accedía desde la tierra al estrato divino. Sus ruegos, mimetizados con el humo, ascendían hasta el dios.

La Palabra de Dios, menciona flores, plantas y árboles

La Palabra de Dios, menciona flores, plantas y árboles haciendo analogías y comparaciones de la creación de Dios dentro de lo físico con lo espiritual.
El lirio de los valles, es una flor preciosísima que crece solo en los lugares más inverosímiles como hendiduras entre las rocas en los acandilados. Jesucristo es el lirio de los valles por que también es el único capaz de traer hermosura a los corazones de Piedra, donde Él escogió morar.

"En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca. Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente, para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de Dios hace esto, y que el Santo de Israel lo creó."
Isaías 41:18-20


Acacia: Este árbol crece en los desiertos del Sinaí y en los alrededores del Mar Muerto. Crece en lugares áridos y llega a medir hasta 7 metros. Da una hermosísima flor amarilla. Es un árbol que produce espinas.





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