Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. 12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. (Génesis 1,11)



18/1/11

El Olivo, árbol de Paz

Cuando hablamos de la paz y su simbología, no podemos dejar de referirnos a la rama de olivo y su ancestral significado. ¿Y esto por qué? Porque el olivo tuvo un papel importante en el mundo clásico y reflejo de este valor es el número de leyendas en las que el olivo era el protagonista.

Pero además de ser sagrado, era para todos un árbol inmortal, con una longevidad asombrosa y un símbolo de regeneración, ya que ante las inclemencias de tiempo y posibles enfermedades, el olivo podía sufrir o caer en decadencia, pero, como el ave Fénix, renacía de sus cenizas, perpetuándose en un nuevo brote. Su fruto era muy apreciado, pero no sólo en su forma original, las olivas (fáciles de conservar, consumibles durante todo el año, ricas en grasas y calorías), sino también el jugo dorado que se extraía de ellas, el aceite.

Todas estas características elevaban al olivo como un árbol que indicaba prosperidad, fecundidad, perpetuidad, es decir, paz y armonía para una sociedad. Es por esto por lo que la rama de olivo era utilizada por los antiguos griegos como símbolo de paz, en diversas ocasiones. Por ejemplo, al finalizar una batalla, los vencidos entregaban a los vencedores una rama de este árbol como símbolo de tregua, aceptación de la derrota y paz.

Su papel como símbolo de paz y buena voluntad fue también muy visible en Roma, cuando los adversarios ofrecían una rama de olivo para comenzar las negociaciones.

Podrían ser innumerables las citas referentes al olivo como mensajero de paz. Podemos incluso partir de una cita literaria de Virgilio que refiere cómo Eneas respondió a Palante, hijo del rey Evandro, sobre sus pacíficas intenciones mostrándole desde la popa de su barco una rama de olivo luego de que el audaz Palante saliera a su encuentro y de lejos gritara: “Jóvenes ¿paz nos traéis o armas?”.

aDiViNa, aDiViNaNzA ¿Qué es?

Sin el aire yo no vivo;
sin la tierra yo me muero;
tengo yemas sin ser huevo,
y copa sin ser sombrero. (El árbol)

Son nuestras blancas flores a veces tan tempranas,
que la nieve, envidiosa, viene a ver si nos gana (El almendro)

Los dátiles son mi frutoy palmas doy a lo bruto.(La palmera)

Vive en todas las clases de climas
y de él comen piñones mis primas.(El pino)

Está en el edificio,también en la maceta,la llevas en el pié,la coges en la huerta.(La planta)

Mi nombre es de peregrinoy tengo virtud notable,
me encuentras en los caminos y mi olor es agradable.(El romero)



En verdes ramas nací,en molino me estrujaron,en un pozo me metí,
y del pozo me sacaron a la cocina a freír.(El aceite)

De verde me volví negra y me molieron con tino,
hasta que al final del todo,de mí hicieron oro fino. (La aceituna)

Blanca soy, como dice mi vecina,
útil siempre soy en la cocina.(La harina)

Lentes chiquitas, jóvenes o viejas:
si quieres nos tomas y si no nos dejas.(Las lentejas)


Si quieres las tomas y si no las dejas,
aunque suelen decir que son comida de viejas.(Las lentejas)

Con el pelo rojo, la cara amarilla y llena de granos,
soy rico alimento si estoy cocinado. (El maíz)

No soy ave pero de mis huevos se hacen palomitas para los niños buenos.(El maíz)

Soy blanco, soy tinto, de color todo lo pinto,
estoy en la buena mesa y me subo a la cabeza. (El vino)

Verde nací, amarillo me cortaron,
en el molino me molieron y blanco me amasaron.(El trigo)

Sin mí no tendrías pan,ni pasteles, ni empanada.Nazco verde y estoy dorada por los días de San Juan.(El trigal / el trigo)

Si la dejamos se pasa; si la vendemos se pesa; si se hace vino se pisa; si la dejamos se posa. (La uva)

Soy redonda como el mundoal morir me despedazan,
me reducen a pellejoy todo el jugo me sacan(La uva)

1/1/11

Leyenda de la Flor de Pascua

Las flores son las reinas indiscutibles de la Navidad. La belleza y la exuberancia de estas plantas no sólo completan la decoración del hogar en estas fechas sino que también recuerdan a los hombres que deben agradecer todos los dones recibidos al padre de la creación.

Existe una leyenda que explica el motivo por el que una flor tan humilde ostenta hojas tan llamativas. Cuando el Creador hizo la tierra quiso que las plantas entregaran sus mejores flores a los hombres.

Un día, Dios observó que un arbusto se esforzaba sinceramente para cumplir su tarea pero nadie reparaba en él porque sus pequeños capullos amarillos estaban ocultos por enormes hojas.

Con el tiempo, Dios comprobó que aquella planta procuraba ser mejor cada día aunque la gente no le prestara atención. Entonces, decidió regalarle su propia sangre e inmediatamente las hojas de esta sencilla flor se tiñeron de un rojo intenso. Así nació la flor de Pascua tal y como se la conoce hoy día.
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